Gran Muralla China

La Gran Muralla China, la mayor maravilla construida por el ser humano en el mundo, comúnmente se imagina como una barrera única e ininterrumpida. Sin embargo, en realidad, consta de varios muros y fortificaciones construidos por varias dinastías a lo largo de más de 2.000 años. La Gran Muralla China se extiende por el norte de China, con algunas secciones que llegan incluso hasta Mongolia y Corea.
Aunque el principal papel de la Gran Muralla fue actuar como una barrera contra las invasiones de las tribus nómadas del norte, la Muralla también desempeñó otros roles clave. Uno de los roles más fascinantes de la Muralla fue el control del comercio y la gestión de la migración. Durante la dinastía Ming (1368–1644), la Muralla no era solo un sistema de defensa; también era un sistema de control fronterizo para gestionar el famoso comercio de la Ruta de la Seda.
La Gran Muralla China no solo fue un símbolo de poder militar, sino también un símbolo de la importancia geopolítica de China en el comercio internacional y la diplomacia.
La muralla tenía torres de señalización, torres de vigilancia y estaciones de guarnición, que servían como puestos militares y oficinas de aduanas. Los comerciantes y viajeros pasaban por estos puntos, donde se examinaban y gravaban sus bienes e identidades. Esto permitió al Imperio Chino controlar el flujo de materiales valiosos como la seda, las especias y la porcelana, que formaban la columna vertebral económica de China y la interfaz cultural de China con el resto del mundo.
P.D. La fotografía “Great Wall Simatai” fue tomada por Jakub Hałun y está disponible bajo la licencia CC BY-SA 4.0.